Un color, una textura, un sabor, una emoción...Todo eso lo puede despertar un trozo de chocolate en menos de un minuto con sólo tenerlo cerca...Todo eso que puede llegar a ser un poco obsesivo a veces cuando sentimos que lo NECESITAMOS y que luego de probarlo transforma nuestro humor.
Pues esta tarde mientras caminaba por las calles de Burdeos, tuve la sensación de que me hacía falta dulce...pero no cualquier dulce...pasé por varios sitios que ofrecían postres con café, pero no era lo que buscaba...Además, en Burdeos es difícil realmente conseguir un buen lugar para disfrutar un dulce...En general lo que ofrecen los restaurantes no cambia mucho: Tarte aux pommes o torta de manzana, creme brulee, fromage blanc (una especie de yogurt cremoso) y los quesos con mermelada.
Pero en "L'Autre Salon de The" (el otro salón de té) las cosas son diferentes...Para empezar es un sitio pequeño con un ambiente cálido y una decoración clásica, antigua que recuerda un poco el estilo inglés con muebles de la época y teteras de porcelana blanca con rosas como adorno.
Varias mesas estaban ocupadas con personas que probablemente tenían un objetivo como el mío (encontrar el objeto de mi deseo y saciar mi antojo!), pero que finalmente se solapa al llevar una amiga o dos para conversar mientras toman "el té"...Así que al estar sola y sentarme en una mesa a comer fondant de chocolate con café con leche, creo que estaba muy claro que mi objetivo no era precisamente conversar!
Hay mucho para escoger en L'Autre Salon de The...Una torta de manzana de al menos 3 dedos de grosor con una masa crocante que la envuelve; pie de chocolate con cambur, un poco más clásico; pero lo que me hizo ojitos fue ese pedazon (porque cuando lo vi era sólo uno), el pedazo de fondant de chocolate que en este sitio lo presentan en una barra y cortan en cuadrados.
Me trajeron un trozo como para dos personas...y por un momento me pasó por la mente pedir la mitad para llevar, pero después del segundo bocado supe que estaba perdida...Y es que este fondant, si bien no es como el típico que conocemos en Venezuela individual como una bombita que al partirlo vierte su fudge, tiene la textura ideal cremosa.
Por fuera es algo crocante, y a medida que se alcanza el centro, se siente esa mezcla de los alrededores como una especie de torta, pero super cremosa, casi como un mousse. El chocolate no era quizás ni 70% cacao, pero le dieron el toque ideal de crema para lograr el efecto deseado.
Creo firmemente que hay cosas en la vida de las que uno no se cansa...Y si hablamos de comida, el chocolate para mí es una de ellas...
Aquí cito a la película Julie & Julia, en una escena donde la cocinera más joven, Julie Powell, quien vive en Queens, NY comienza a preparar las recetas del libro de Julia Child...Se refiere a la mantequilla de una manera sublime y finalmente dice: Si un día me dijeran que tengo 30 días de vida, los pasaría comiendo mantequilla...
Tal vez un poco exagerado el hecho de comer mantequilla, aunque si pensamos que el fondant de chocolate, las tortas más deliciosas y casi cualquier receta sublime tiene como uno de sus actores principales la mantequilla, no es tan descabellado pensarlo!
En este caso sólo podía pensar en la delicia y la maravilla del chocolate...Cómo ese trozo de fondant me estaba haciendo tan feliz...Y otras de las ventajas del chocolate (el oscuro a partir de 70%) contra la mantequilla, es que se han comprobado ya sus propiedades medicinales...Su influencia en la producción de endorfinas y además su papel como antioxidante...
Así que sin duda alguna, si me dicen que me quedan 30 días en la tierra, me gustaría pasarlos probando la mayor cantidad de chocolates posibles; eso sí oscuros, de 70% hacia arriba y acompañados de una copita de vino tinto o de ron añejo venezolano. Eso es lo que los franceses llaman aquí "La Classe".
En mi próximo post publicaré fotos del pecado de fondant de L'Autre Salon de The...En Bordeaux, en la zona de Gambetta...imperdible!!!
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