miércoles, 31 de agosto de 2011

El dulce sabor de la tierra prometida



Regresar a Italia luego de dos deliciosas semanas en casa, en Caracas, en Venezuela, en la tierra donde realmente todo o casi todo es posible; lo bueno y lamentablemente lo malo también...fue como una especie de deja vu; como una cosa extraña, un poco ajena a lo que he vivido estos días en mi ciudad natal.
Estar allá, rodeada de mi familia, de mis amigos, de mucha gente que me ha visto crecer y de los sabores típicos de sus platos exquisitos fue maravilloso...Es curioso porque por una parte sabes que siempre tendrás eso...como en la película que dice: Siempre tendremos Paris, como ese recuerdo hermoso que poco a poco se puede nublar tal vez, pero jamás desaparece...Son cosas que de algún modo siempre están alli; y es hermoso cuando lo compruebas, vas hasta allá, lo palpas, y además compruebas que a pesar de todo lo difícil de la situación; de lo duro que puede ser sobrevivir en la hermosa ciudad de los techos rojos, donde el Avila sigue refrescando con amor el tiempo, el ambiente, y el alma de la gente; hay muchas cosas que se pueden hacer...La gente no deja de vivir, de palpitar, de crecer, de ATREVERSE...y eso es una de las cosas más maravillosas que tenemos en Venezuela.
El movimiento del vino sigue creciendo de forma acelerada...la gente ya tiene mucha más conciencia de lo que es un bueno vino, de cómo puede tomarse, de cuánto pueden o deben gastar por una botella...Es cierto que tal vez no haya el enorme numero de etiquetas de alta gama del que gozábamos hace unos veinte años; pero nos hemos adaptado a la realidad, a los cambios, a las situaciones; y entendemos lo que significa un buen vino, y así lo valoramos mucho más que cuando tal vez podíamos beberlo una o dos veces por semana...La gente sigue apostando por las cosas innovadoras; por resaltar. Los eventos están a la orden del día; nuevos productos que llegan, degustaciones interesantes con enólogos franceses que ejercen en Chile como el caso de los vinos Loma Larga.
Otro de los rubros que sigue creyendo en el país, y en la excelente materia prima que tenemos es el del cacao. Los productores de chocolate se debaten entre las amenazas del gobierno de nacionalizar, monopolizar las plantaciones cacaoteras, la industria del cacao que no en vano a lo largo de la hstoria ha ganado la admiración de los más grandes chocolateros del mundo, sobre todo en la competitiva Europa, donde gente como Valrhona, Domori, Lindt, Amedei lo usan para producir sus costosas creaciones...A pesar de esto, han seguido adelante y han crecido. Gente como El Rey ha abierto importantes frentes dentro y fuera del país para comercializar nuestro cacao convertido en chocolate de altísima calidad; y el grupo de Chocolates San José, que son una autoridad en cuanto a cacao se refiere ya que su especialidad desde 1830 ha sido exportar el grano, han decidido desde el 2008 incursionar en la fabricación del chocolate y ahora ofrecen barras al 70% de cacao solo con variedades criollas y en las cuales utilizan solamente cacao puro con azúcar. Una oda a la calidad de nuestro grano!

Estos son dos pequeños ejemplos de industria, de gente que apuesta por Venezuela! Me hace sentir un gran orgullo porque ahí radica la esperanza, el trabajo, el esfuerzo, y todo eso tarde o temprano viene bien recompensado! Qué hermoso fue estar allá y poder palpar, degustar, probar, sentir tantas cosas nuevas, sensaciones emocionantes que me hacen pensar y reflexionar sobre la canción de Carlos Baute: Yo me quedo en Venezuela, porque yo soy optimista!


miércoles, 10 de agosto de 2011

Como Agua para Chocolate y otras expresiones comestibles


Todos alguna vez hemos visto una película o leído un libro que en diversos momentos de la vida y por alguna razón nos tocan el sentimiento, la emoción...quizás porque llegan en el momento justo en que necesitamos sus palabras, sus enseñanzas.

La relación emociones-comida siempre ha sido un tema que me ha apasionado, y recuerdo que cuando vi la película “Como agua para chocolate” cuando tenía tal vez 15 años, nunca había eliminado de mi mente la imagen de ese almuerzo suntuoso que preparó Tita a base de codornices cocidas en una salsa con pétalos de rosa, una combinación que luego ocasionó una reacción sensual en cadena de todos los invitados, y no hubo uno solo que pudiera resistir al llamado de la pasión, del calor que generaba este potaje maravilloso que Tita había preparado poseída por una emoción fuerte, intensa al pensar en Pedro, el amor imposible que no olvidaba; ese que le había regalado las rosas que luego usó para preparar las codornices.

Desde ese momento, siempre tuve como referencia este film al momento de entrevistar algun chef sobre el tema del estado de ánimo a la hora de cocinar, de inspirarse para crear un plato nuevo, un menú que impresione. Y todos coincidían en decirme que no es posible cocinar cuando se está enojado o triste; mejor dicho, sí se puede, pero el éxito no está garantizado...Contrario al caso de los poetas o los escritores, que muchas veces escriben sus versos más impactantes en momentos de profunda tristeza o rayando en la locura como el caso de pintores como Vincent Van Gogh.

Hace una semana, y de manera inesperada, llegó a mis manos esta vez el libro “Como agua para chocolate”, gracias a mi amigo americano Antonio, compañero de trabajo aquí en Italia. Un día voy a su casa y me dice: Oye, tengo este libro que me regaló una vez una amiga mexicana cuando estudiábamos en el colegio en California. Nunca lo he leído porque está en español y entiendo poco.

Así, descubrí que se trataba de la intensa novela de la mexicana Laura Esquivel, que ha pasado ya por tantas ediciones y por tantas manos y paladares.
Me sumergí en sus páginas llenas de recetas, una dedicada a cada mes del año, una para cada emoción, para cada recuerdo...Me estremecí con la forma en que Tita describe su primer encuentro con Pedro y lo compara con un buñuelo cuando está listo para entrar en el aceite hirviendo. “A punto de caramelo” como diríamos nosotros. Y es que cada expresión que usaba se podía explicar a través de la comida, bien sea porque representaba un plato, o bien porque había algún dicho o frase relacionada con algo comestible.

Eso me hizo pensar en nuestras expresiones idiomáticas venezolanas y difundidas también en otros países, frases que usamos a diario, pero que pocas veces nos detenemos a pensar en su relación con la comida, y que explican emociones, chistes, haciendo referencia a algún plato o ingrediente.

Estos fueron algunos de los que logré recopilar:

“Ay ay ay, Maracay! Come queso y come pan, la paliza de San Juan”(hace parte de una canción infantil, para advertir a los niños que se portan mal)
“A punto de caramelo!” (Cuando alguien está listo para que suceda algo inesperado. Normalmente tiene que ver con la conquista.)
“Estamos como sardina en lata” (Cuando hay una aglomeración de gente en un carro o en un sitio público)
“Echale pichón!” (Es el quivalente a Echale ganas en México, sólo que hace referencia al ave comestible)
“Pargo” (es una palabra que se usa para definir a un hombre afeminado, pero con referencia al pez de carne blanca en Venezuela. Frito es delicioso!)
“Zanahoria” (Se le dice a una persona que es muy sana, muy inocente)
“Sembré piña y salió parchita!” (Una típica expresión folklórica para referirse a un hombre que es “del otro lado”)
“Chévere cambur!" (Típica frase de los años 80 que expresa emoción, que las cosas van bien)
“Darse un jamón” (en el folklor popular define un modo un poco burdo las muestras de pasión públicas entre las parejas)
“Soplar el bisteck” (Expresión usada cuando a uno le gusta el novio de otra o la novia de otro)

“Chúpate esa mandarina!” (Es igual que decir: Toma tu tomate! Agarra lo tuyo que lo tienes merecido, o “Cómo te quedo el ojo?”)

Frases que el colectivo fortalece al usarlas a través del tiempo y que pasan de generación en generación, así como las letras de la mexicana Laura Esquivel y las míticas y emocionantes recetas de Tita que hacen justicia a cada emoción expresada en diversos momentos de la vida...

lunes, 8 de agosto de 2011

Il Ritorno...

Tenía varias semanas pensando en mi blog...en volver a escribir, en actualizarlo; en retomar la frecuencia, así como lo hago mensualmente cuando escribo para la revista peruana Sommelier en Lima. Ahí escribo más que todo sobre vinos; eventos a los que asisto, degustaciones o visitas a bodegas, productores en Italia, etc.

El blog siempre ha sido un espacio de creatividad, de desahogo para expresar esas cosas que por ser más personales es necesario buscarles un espacio cálido, seguro para que la gente, el lector tenga la libertad de compartirlo si lo desea. Y más allá de esto, también trato de conseguir noticias, datos interesantes, novedades que puedan informar al lector y guiarlo en su busqueda de olores, sabores, nuevas sensaciones.

Y así, mientras hacía estas reflexiones y pasaban los días, el viernes recibí un lindo correo que me impulsó a escribir quizás antes de lo planeado...Fue de un muchacho portugués que trabaja para la bodega Casa Santos Lima en la región de Lisboa, donde estuve hace pocos meses visitando y degustando vinos para un posterior artículo. Su mail decía que había entrado en mi blog, y se había divertido mucho con las historias que contaba, y que esperaba poder leer cosas nuevas pronto! Yo que tenía ya unos días buscándole la vuelta a mis ideas para lanzarlas en la blogosfera, decidí arrancar; y esto fue lo que surgió...

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Food lover, wine lover, deeply curious, very communicative and emotional and ready to share by writting! ;)